Pensar en clave de género cuando se analizan los medios digitales es fundamental por distintas razones. Por un lado, es necesario reconocer que no todas las personas pueden acceder a dispositivos y a Internet, y entre quienes sí acceden, hay diferencias en cómo los usan. Por otra parte, en los procesos de desarrollo y diseño de las innovaciones científicas y tecnológicas tampoco participan personas que representan a toda la sociedad. Los ámbitos TIC y STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) se caracterizan por ser altamente masculinizados y poco diversos. ¿Por qué sucede esto y que consecuencias tiene?
A lo largo de los niveles educativos y profesionales, los datos muestran que las mujeres tienden a disminuir su participación en las disciplinas de ciencia y tecnología desde edades tempranas. La metáfora de las “tuberías rotas o con fugas” describe cuando las mujeres y personas LGBTIQ+ inician un recorrido educativo o profesional, pero poco a poco lo van dejando sea por razones personales, o debido a barreras institucionales, estereotipos y otras formas de discriminación. (Grow - género y trabajo, 2021).
En la niñez, los estereotipos en la crianza generan intereses particulares: se construye cierta idea de qué actividades son las que niños y niñas son capaces de realizar. Este camino es profundizado durante la escolarización, con expectativas y estímulos diferentes según el género, producto de los sesgos de quienes acompañan estos procesos. Esta brecha de género se manifiesta desde edades muy tempranas. Es así que las mujeres crecen incorporando la noción de que las áreas STEM son para varones.
Son muchos los factores que se entrelazan para influenciar el interés y el involucramiento de las niñas y las mujeres con las disciplinas STEM; todo lo cual interactúa de forma compleja. La desventaja de las niñas no se basa en la capacidad cognitiva, sino en los procesos de socialización y de aprendizaje dentro de los cuales se las cría y que dan forma a su identidad, creencias, conductas y elecciones de vida. (UNESCO, 2019)
En un informe de Chicos.net se consultó a docentes de Argentina si consideraban que el género de sus estudiantes influía en el rendimiento escolar: casi la mitad dijo que sí en el área de tecnología. Entre estas personas, el 81% cree que esa diferencia favorece a los varones. Al acarrear esta creencia, se estimula en menor medida a quienes se cree que “no tienen facilidad”, lo que dificulta despertar intereses en el área y generar mejores condiciones para un buen desempeño. (Chicos.net, Aula Abierta, Grow – género y trabajo, 2019).
“Desde que las infancias comienzan a interactuar con los dispositivos digitales, y consumir y producir contenidos propios, es clave que puedan ir desarrollando un sentido crítico sobre la perspectiva de género. Esto les permitirá identificar contenidos sexistas o violentos, así como también ayudará a que no lo difundan, o que lo puedan denunciar. Pensar una alfabetización digital sin esta perspectiva es abrir la puerta a un mundo de vulneraciones que tienen impacto a lo largo de toda su vida.”Georgina Sticco, directora de la organización Grow - género y trabajo.
A su vez, la educación STEM es clave para preparar al estudiantado para el mundo laboral, permitiendo su ingreso a las carreras de alta demanda del mañana. Si no hay una representación pareja de personas, las brechas no harán más que ampliarse.
Otro problema es que los equipos de desarrollo de tecnologías se caracterizan por la poca diversidad de género y socio cultural. Esta falta de diversidad puede dar como resultado productos sesgados que discriminan a ciertos grupos o invisibilizan sus cualidades. Para poner un ejemplo, en las búsquedas en línea es común que la tecnología asocie ciertas actividades con un género específico, como mostrar solo mujeres en la búsqueda de "enfermería".
Para paliar estos errores, es necesaria la conformación de equipos de trabajo pluralistas, multiculturales e interdisciplinarios en el diseño y desarrollo de la tecnología. Incluyendo personas que puedan garantizar una perspectiva de género, diversidad e inclusión. Esto permite abordar los desafíos específicos que afectan a las mujeres y personas LGBTIQ+ en estos campos y exigir y garantizar que la tecnología se desarrolle y utilice de manera inclusiva y equitativa.
Para que infancias y adolescencias tengan las mismas oportunidades de acceder a las tecnologías para jugar, reflexionar y en el futuro, incluso, para trabajar, es fundamental que los/as acompañemos de forma equitativa en la niñez. Promover el interés en la ciencia y la tecnología sin etiquetas y con oportunidades igualitarias se vuelve indispensable. Desde el rol docente, revisar los sesgos propios es un punto fundamental para ayudar a que todos y todas se animen a formar parte de estos sectores, así dejan de ser exclusivos “de varones”.
Algunas ideas para llevar esto al aula:
Fuentes:
Descifrar el código: la educación de las niñas y las mujeres en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM). UNESCO. Disponible aquí.
¿Desigualdades en el mundo digital? Brechas de género en el uso de las TIC. BID. Disponible aquí.
Infancias y adolescencias en la era digital: un análisis de los sesgos de género en el aula y sus implicancias en las elecciones futuras en las áreas STEM. Chicos.net, Aula Abierta, Grow – género y trabajo. Disponible aquí.
Tuberías rotas. Grow - género y trabajo. Disponible aquí.
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