El bienestar digital consiste en desarrollar y mantener una relación saludable con la tecnología. En la era en la que vivimos, mediada por las pantallas, tenemos cada vez más exposición a grandes volúmenes de datos, estímulos visuales, sonoros, contenidos diversos y variedad de herramientas y aplicaciones digitales. Esta “permanencia” en pantallas y esta conexión “continua” requieren de una gestión equilibrada y un manejo saludable.   

En profunda vinculación con este término, el concepto salud mental significa un estado de bienestar emocional y psicológico en equilibrio dinámico, que nos permite: sentirnos bien con nosotros mismos y con los demás; controlar nuestros pensamientos y sentimientos; afrontar las situaciones de manera objetiva y positiva; superar obstáculos y sobrevivir ante situaciones difíciles y finalmente establecer relaciones sanas y significativas (IIN, 2024). 

En los últimos años, tal vez como una consecuencia más de la pandemia, y también por los avances tecnológicos, empezó a hablarse de la salud mental en relación al uso de pantallas y de bienestar digital. El tema está presente en los medios, en plataformas globales —como la serie británica Adolescencia, y forma parte de conversaciones cotidianas en diversos ámbitos. La relación que tenemos con las tecnologías preocupa a las familias, docentes, profesionales de la salud, a la comunidad en general y especialmente a los más jóvenes.  

Problemáticas recurrentes:  

El bienestar digital involucra mucho más que la cantidad de tiempo que pasamos conectados a dispositivos. A partir de conversaciones con expertos y adolescentes, en Chicos.net identificamos las siguientes problemáticas recurrentes en relación al contexto digital y la salud mental:

• Dificultad para la desconexión digital.
• Exposición excesiva a noticias falsas y desinformación que generan confusión y desconfianza. Reducción del pensamiento crítico por la sobreinformación. 
• Pérdida de energía y motivación: “Todo da paja”. Se observa una baja energía disponible en la adolescencia.
• Ansiedad por quedarse afuera (FOMO). 
• Pasividad en el consumo digital: Se consume lo que el algoritmo sugiere sin elección activa. 

• Sentimientos de soledad y erosión de la autoestima por la comparación constante con modelos hegemónicos, con especial énfasis en la falta de representación de grupos minoritarios. 
• Normalización de discursos de odio y falta de herramientas para enfrentarlos.
• Consumos problemáticos (plataformas de apuestas, acceso a pornografía y  contenidos dañinos para la salud física o mental)

Corresponsabilidad para garantizar el bienestar digital:

Lejos de lo que en muchos espacios se plantea, alcanzar un bienestar digital y emocional no es únicamente una responsabilidad individual. El bienestar digital de niños, niñas, adolescentes y jóvenes requiere de una acción conjunta de toda la sociedad en múltiples niveles:

• El ámbito público debe intervenir a través de políticas y el fortalecimiento de las intervenciones comunitarias en articulación coordinada con el sector de la salud y el sector educativo, con la finalidad de velar por la seguridad en línea, proteger la salud mental y física, promover la alfabetización y brindar acceso equitativo a recursos de alta calidad.
• El sector privado es fundamental que establezca normas y prácticas éticas para proteger a los niños, niñas y adolescentes en línea, y respetar sus derechos (SAP, 2022). Esa protección debe contemplarse tanto en el diseño de las plataformas como en los contenidos que reproducen.  
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  Silvina Ferreira dos Santos, Psicóloga y Psicoanalista

  Los planes de negocios de las plataformas van en contra de los planes de crianza. Apu...

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  Silvina Ferreira dos Santos, Psicóloga y Psicoanalista

  Los planes de negocios de las plataformas van en contra de los planes de crianza. Apuntan a un modelo acelerado, basado en respuestas rápidas y estímulos constantes, que dificulta la formación de un pensamiento crítico y la posibilidad de conectar con las emociones y sentimientos.

• Los/as profesionales de la salud tienen que incluir la dimensión digital en la evaluación clínica, considerando su impacto en el bienestar general, especialmente en relación a temáticas como el sueño, la ansiedad, la concentración y la motivación. 
• Las familias deben desempeñar un papel activo en la experiencia de sus hijos e hijas en Internet, fomentando un diálogo constante sobre lo que les ocurre en el entorno digital y creando un ambiente de confianza donde chicos y chicas se sientan escuchados y con la libertad de compartir lo que les pasa. 
• Las escuelas deben promover la alfabetización y la ciudadanía digital, y trabajar el pensamiento crítico y la convivencia digital, entendiendo que intervenir en la prevención de los conflictos entre pares es necesario para su pleno desarrollo y salud mental.
  

Fuentes:

• Chicos.net (2025). Salud mental y bienestar digital: Aristas para pensar cómo impactan los entornos digitales en la salud mental de niños, niñas y adolescentes.
• Educar (2024): “Bienestar digital”.
• Sociedad Argentina de Pediatría & Subcomisiones, C. (2024). Adolescencia y bienestar digital: herramientas para los profesionales de la salud. Arch Argent Pediatr. 
• IIN, OEA (2024). Recomendaciones del 4to. Foro Panamericano de niños, niñas y adolescentes sobre el eje de salud mental