Adultocentrismo

El adultocentrismo es una forma de imponer ideas, modos de actuar y de pensar a los niños, niñas y, especialmente, a adolescentes  desde una perspectiva adulta, sin tener en cuenta sus opiniones e intereses. El pensamiento adultocéntrico los considera como adultos en formación: se cree que están en una fase de preparación para ser personas maduras y que, recién cuando lleguen a la adultez, podrán integrarse plenamente a la sociedad y entonces sus opiniones serán escuchadas. 

En ese sentido, es posible decir que todas estas frases populares son expresiones adultocéntricas: 

“A los mayores se los respeta”

“Sos muy chiquito/a para entenderlo” 

“No tenés edad para opinar” 

“Cuando los grandes hablan, los chicos se callan” 

“Hacé lo que digo porque lo digo yo”

“Cuando seas grande vas a tener problemas reales”

En la Convención de los Derechos del Niño, publicada en 1989, se establece que niños, niños y adolescentes son sujetos de derecho. Promover su derecho a expresar opiniones y a participar en las decisiones sobre los temas que les afectan es uno de los desafíos que tenemos quienes trabajamos o convivimos con ellos y ellas. 

¿Qué hacer para mitigar el adultocentrismo?

Para cambiar el enfoque, es importante: 

  • Escuchar y valorar los aportes de niños, niñas y adolescentes frente a un tema o problema.
  • No recriminar, minimizar ni censurar sus emociones.
  • Involucrarlos/as en las decisiones adecuadas a su edad; que serán acciones que repercutirán en su autoestima y confianza.
  • Prestar atención al lenguaje que utilizamos cuando hablamos con ellos/as, para que puedan entender y dar sus opiniones, especialmente en temas que los y las involucran.
  • Explorar soluciones juntos a cuestiones conflictivas.  

Estas actitudes y conductas son fundamentales en su desarrollo, y además les permiten aprender a ejercer sus derechos y respetar a las demás personas de forma responsable.

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