Los sesgos son ciertas orientaciones o inclinaciones que afectan la forma en que percibimos, interpretamos y valoramos el mundo. De la misma manera que las personas, la IA tiene sesgos a los que llamamos sesgos algorítmicos.
Un sesgo algorítmico a partir de un análisis estadístico que pondera una determinada información o dato de manera incorrecta, lo que conduce a resultados injustos o discriminatorios, por ejemplo, cuando:
¿Cómo se producen?
Los sesgos pueden manifestarse de forma consciente o inconsciente, filtrándose en cualquier etapa del proceso de recolección y análisis de datos. Desde el diseño inicial del proyecto, con preguntas sesgadas o la omisión de factores relevantes, hasta la selección de muestras no representativas y la elección de métodos estadísticos sesgados, el sesgo puede comprometer la validez de los resultados. Incluso la recopilación de datos en sí misma puede estar sesgada, como ocurre con algoritmos de reconocimiento facial entrenados con datos no representativos.
Las fuentes de sesgo son diversas y complejas. Los datos históricos de discriminación, la falta de diversidad en los equipos que construyen la tecnología y los algoritmos de inteligencia artificial (IA) entrenados con datos sesgados son solo algunos ejemplos.
Abordar e identificar los sesgos es crucial para garantizar la equidad y precisión de los datos y los sistemas de IA.
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