Sexting: claves para reflexionar con adolescentes sobre esta práctica

06 de octubre 2021

El sexting o sexteo puede empezar en la adolescencia y es una de las tantas formas de expresión de la sexualidad, pero sabemos que puede “irse de las manos” y transformarse en una situación no deseada.

Por eso, te proponemos que abordes el tema con lxs adolescentes como cuando conversás sobre otros aspectos de la sexualidad: es, entre otras cosas, una práctica que puede generar disfrute, una forma de experimentación con el cuerpo, pero a la vez, es necesario que conozcan pautas de cuidado para poder prevenir riesgos. Algunos puntos fundamentales para reflexionar sobre este tema:

¿Qué es el sexting o sexteo?

Del inglés “sex” (sexo) y “texting” (envío de mensajes de texto), el fenómeno del sexting consiste en la producción de fotos, videos o sonidos en actitudes sexuales o con desnudos o semidesnudos de carga erótica que se envían de celular a celular o se publican en Internet. El sexting es muy habitual entre adolescentes, jóvenes y personas adultas en la actualidad. Se practica como una forma de expresión de la sexualidad y la búsqueda del disfrute. Experimentar y disfrutar de la sexualidad a través de medios digitales, sin prejuicios ni culpas, en un vínculo de confianza, con consentimiento expresado y en un marco libre de violencias, es un derecho que ejercen especialmente los y las adolescentes y jóvenes.

¿Qué pasa cuando las imágenes del sexting se difunden sin consentimiento?

El sexting puede convertirse en violencia si las imágenes compartidas son extraídas de su contexto y utilizadas sin el consentimiento de alguno/a de sus protagonistas, generalmente afectando a la mujer. En ese caso, se puede producir la pérdida de control sobre ese contenido íntimo, que en ocasiones llega a viralizarse a través de redes sociales o aplicaciones de mensajería instantánea. Las imágenes difundidas sin consentimiento también pueden provenir de otras situaciones: robo o pérdida de un dispositivo, hackeo de cuentas, imágenes conseguidas mediante engaño.

Cuando una imagen o video se comparte sin consentimiento de quien lo protagoniza, siempre se trata de un acto de violencia, que puede tener graves consecuencias para la víctima de esta situación: puede afectarla emocionalmente, hasta el punto de alterar gravemente su cotidianidad y poner en riesgo su integridad psicofísica. También la persona que comparte estas fotos, si es mayor de edad, puede verse involucrada en un delito. 

En algunos casos, pueden estar involucradas amistades que han presionado para conseguir las imágenes y las distribuyen, conscientes o no del daño que esto puede producir a la persona afectada. En otras oportunidades, una vez terminada una relación amorosa, se dan casos de uso de las imágenes íntimas para chantajear (sextorsión), amenazar, intimidar, y/o difamar a una ex pareja, con su publicación en redes sociales y otras plataformas, sin su consentimiento. 

¿Cómo conversar con preadolescentes y adolescentes sobre este tema? 

La ESI (Educación Sexual Integral) nos orienta para reflexionar y trabajar estas situaciones con adolescentes. Algunos lineamientos que podemos seguir son:

  • El consentimiento. Es muy importante que la práctica del sexting quede enmarcada en un hecho consensuado por sus participantes; que si alguien, en cualquier momento, no deseara ser parte, su decisión debe ser respetada (tanto para enviar como para recibir los materiales). Al igual que en las relaciones cara a cara, el respeto de las decisiones de cuándo, cómo y con quién explorar la sexualidad es un eje central.
  • La perspectiva de género. Es importante ayudar a los y las jóvenes a identificar que cuando hay presión, extorsión o manipulación para enviar o recibir las imágenes eróticas, tienen derecho a no hacerlo y que se trata de manifestaciones de violencia de género. 
  • Las pautas de autocuidado. Si bien la práctica de compartir fotos de forma consensuada es una forma de vivir la sexualidad, es importante reflexionar sobre las estrategias para sextear en forma segura: anonimizar los materiales sin mostrar rostros, tatuajes u otras marcas identificatorias; usar cifrado para la transferencia de datos y plataformas seguras, y acordar borrar las imágenes de todos los dispositivos, inclusive de la nube. 
  • La empatía: Trabajar la empatía, ponerse en el lugar de la otra persona y reconocer el efecto que puede tener una actitud o acción en la que nos involucramos, reflexionar antes de actuar, son herramientas que favorecen los vínculos sanos. 
  • Contar con información para reportar abusos en las distintas plataformas y organismos estatales.. 

En el caso de autopublicación en redes sociales, conversar sobre la importancia de la configuración de la privacidad de los dispositivos, de las redes y el uso de cámaras web.

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